LA PROCESIÓN DE JESÚS DEL GRAN PODER EN QUITO. UN POCO DE HISTORIA

La “religiosidad” popular, y en especial en América Latina, es un momento de la cultura popular. Es el “núcleo” fundamental de sentido de la totalidad de la cultura popular porque se encuentran allí las prácticas que enmarcan la significación última de la existencia (Enrique Dussel)

Desde siempre las procesiones o peregrinaciones en el mundo cristiano han estado atravesadas por dinámicas identitarias, políticas y culturales. Y las procesiones por Semana Santa en Quito, no son la excepción. Estas, tienen su origen en Ecuador, en la orden que la Reina Isabel de Portugal diera en 1536, para que desde Roma se envíe un obispo a la recién fundada ciudad de Quito.

Sin embargo, esto no empezó sino hasta 1550 y la primera noticia que se tiene de esta celebración en Quito, data de 1557 y solo a partir de 1620, es que alcanza popularidad gracias a la imagen de Jesús del Gran Poder (inicialmente conocido como "El Nazareno"), que fue tallada por el Padre Carlos en el convento franciscano. Más tarde, cambia su nombre en honor a su símil, que se encuentra en Sevilla-España, tallada también entre 1618 y 1620.

Tomado de: 
https://www.conventosanfranciscodequito.com/index.php/iglesia/devociones/jesus-del-gran-poder


Pero solo para entender, el por qué de pronto una imagen religiosa hace su presencia en Quito, hay que ampliar el horizonte histórico, más allá del Nuevo Mundo y recordar que entre 1545 y 1563, tuvo lugar el Concilio de Trento. Este, en su última reunión celebrada el 4 de diciembre de 1563, declara que "se deben tener y conservar, principalmente en los templos, las imágenes de Cristo, de la Virgen madre de Dios, y de otros santos, y que se les debe dar el correspondiente honor y veneración". Y claro, esto es entendible, ya que la iglesia católica abrumada por el protestantismo liderado por Lutero desde inicios del s.XVI, tenía que reafirmar su poder y dominio de todas las formas posibles.

Pero volviendo a Quito, este culto y devoción a la barroca imagen de Jesús del Gran Poder, cumple fielmente el objetivo del Concilio de Trento: la adoración, la piedad y el adoctrinamiento. Convirtiéndose en un símbolo, que finalmente es instrumento de "integración social", que además promueve una verdadera catarsis colectiva -¿igualmente barroca?-, así como un espacio de producción y reproducción social. Todo esto, en medio de las disputas por el poder político e ideológico que franquean, tanto esta procesión, como la del Cristo del Consuelo en Guayaquil, cuya primera edición se dio en 1961.

La procesión de Jesús del Gran Poder conmueve y sobrecoge, sobre todo por lo cruentas y sufridas penitencias, que se autoimponen sus participantes, en razón -según ellos- de expiar sus culpas e imitar la autoinmolación divina, así como para encomendar a la sagrada imagen, los bienes cotidianos que les son negados en la vida terrenal. Y por supuesto, que muchas de las muestras de este autocastigo y sacrificio, alcanzan en determinados momentos un nivel paroxístico.

Tomado de:
https://repositorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/3252/1/T1202-MEC-Rosero-Procesion.pdf



Tomada de: 
https://www.elvocero.com.ec/2019/04/20/descalzos-y-con-cactus-fieles-vivieron-su-devocion-a-jesus-en-quito/













Las procesión en nuestros tiempos, algunos hitos
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Ya en el siglo XIX, el presidente Urbina suspende toda muestra de devoción. Pero García Moreno las restablece.

Sin embargo, a partir del gobierno liberal de Eloy Alfaro en 1906, se prohibió toda expresión pública religiosa que no contara con el permiso de las autoridades. Y en 1911 , el Congreso -en el mismo gobierno liberal- prohibió definitivamente las manifestaciones de cualquier culto religioso, como procesiones y altares en las calles y plazas. Esto, debido a que las procesiones se utilizaban, con fines políticos y de expresión de grupos de poder.

Más adelante en el gobierno de Galo Plaza Lasso (1948-1952) se retoma la Procesión de Semana Santa, organizada por la Comunidad Franciscana de Quito. Pero en 1952, vuelve a desaparecer.

En 1961, en la Capilla de Villacís al interior del Convento, la Comunidad Franciscana da inicio al culto a “Jesús del Gran Poder”. Y uno de su sacerdotes, Fray Francisco, se dedica a predicar todas la noches en esa Capilla y a recorrer los mercados de Quito, para invitar a las misas de los viernes, lo que hace de este día, como el oficial del culto a esta imagen.

Es interesante destacar que con la presencia del Jesús del Gran Poder, los personajes carnavalescos de las procesiones, como diablos y danzantes del carnaval, desaparecieron. Son los años 60, años de reforma agraria, de ascenso del movimiento campesino e indígena y de cambios políticos y sociales en el Ecuador y en el mundo (1959 triunfa la Revolución Cubana). Por lo que tener diablos en las procesiones, podría haber transformado el escenario doliente y piadoso de esta procesión, en teatro para la liberación de energías reprimidas y para la violación de ciertas normas sociales, sin que la iglesia y sus jerarcas puedan sostener la situación.

Por lo que quizá de este ambiente festivo de la procesión que le daban los diablos, solo quedan las bandas de pueblo, y evidentemente ese otro festival de suplicio, martirio e inmolación que ofrecen los penitentes. Todo esto, mas esos “otros” personajes secundarios entre vendedores ambulantes de todo tipo, turistas que miran y capturan la procesión detrás de su lentes, niños de caras absortas y miles de personas apiñadas para ver la procesión, son parte de esta escenificación.


Tomado de:
https://repositorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/3252/1/T1202-MEC-Rosero-Procesion.pdf


Tomado de:
https://www.larepublica.ec/blog/2015/04/03/multitud-profesa-fe-procesion-jesus-del-gran-poder-quito/


De cucuruchos y otros personajes
Aunque su paso por la procesión estuvo antes acompañado de fiesta y baile, con el paso de los años, los cucuruchos fueron privilegiando más su vena expiatoria.


Aparentemente esto de cubrirse el rostro, tiene que ver con la penitencia que en la Edad Media imponía el sacerdote a los fieles, y que consistía en mantenerse de pie delante de la puerta de la iglesia. Y para evitar la vergüenza, solían cubrirse el rostro para no ser reconocidos.

Las Verónicas, por su parte son el personaje femenino que recrea a la mujer que ayudó a Jesús en el vía crucis, limpiándole el sudor y la sangre.

Otro de los personajes importantes para sostener y mantener el ritual de la procesión, han sido los medios de comunicación tradicionales, que a través de grandes titulares, son parte de la dramaturgia de la Semana Santa, que la transforman en un acontecimiento de masas y en donde el espacio público, la calle, el recorrido, es presentado como un teatro al aire libre.

Tomado de: 
https://www.elcomercio.com/tendencias/cucuruchos-veronicas-procesion-jesusdelgranpoder-catolicos.html

Y finalmente los turistas. La Procesión de Jesús del Gran Poder, atrae a miles de personas que definitivamente dinamizan la economía de esta ciudad.


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