2 DE NOVIEMBRE. DIA DE LOS DIFUNTOS

Tomado de
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Dia_Muertos_Cotacachi.jpg

Esto de celebrar un Día de los Difuntos, viene de muy antiguo, ya que la muerte, al ser quizá aquello que los seres humanos tenemos verdaderamente en común, no ha sido algo que ha dejado indiferente a ninguna cultura. Guiados bajo la pregunta de ¿a dónde van los muertos? Se imaginaron inframundos como en el caso –por ejemplo- de los mayas, que en el Popol Vuh ya describían a Xibalbá como el reino de los Señores de la Muerte. Y así muchas otras, que casi siempre dividían a sus muertos en “buenos” o “malos”, cosa de lo que dependía el lugar a donde iban.

Si bien lo común es la muerte y la llegada a ese “otro mundo” para todos los seres humanos, el destino de sus despojos ya depende del estatus del difunto. Y eso ha sucedido siempre en todas las culturas y en todo tiempo. Basta tener presente los mausoleos y monumentos de los faraones en Egipto. Y si no queremos ir tan lejos, y a linajes tan divinos, en Quito las primeras tumbas de los españoles de la ciudad estuvieron localizadas en la capilla mayor o sagrario, y más tarde, en las bóvedas subterráneas de la Catedral. Mientras que, para el resto, se destinó el sitio conocido como Ullauanga wayku, espacio contiguo al lote donde después fue construido el Hospital de la Misericordia o San Juan de Dios. Tiempo después, se habilitó el cementerio de las Hermandades Funerarias, junto al convento de San Diego.

En Ecuador el Día de los difuntos o la conmemoración de Finados, según reportes de Hartmann en 1970, se celebra en la Sierra meridional como almas punlla o día de las almas, o ánimas punlla, o caridad punlla u ofrenda punlla o día de la ofrenda o huaccha punlla o día de los huérfanos. Los salasacas de la Sierra central, conocen el Día de los difuntos como aya caray, (según Costales 1959) que esta autora lo traduce como “dar de comer a las almas”.


La colada morada y las guaguas de pan

La conmemoración de la presencia de los muertos como memoria viva, que se relata en la cotidianidad de las familias, es lo que está de fondo en la preparación y el consumo de la tradicional colada morada en el mes de noviembre en el Ecuador. Este tradicional producto cuya preparación y consumo al interior de una comunidad o una familia, da motivo para que la gente se junte y comparta. Así, en el día de muertos, se conmemora su partida y lo que fue su presencia entre nosotros, con una reunión llena de vida y en la que reina el buen ánimo.

La colada o mazamorra morada, vendría a ser otra forma de intercambio ritual, entre vivos y muertos. Una ofrenda -cuyo ingrediente principal- nace precisamente de la tierra en donde reposa el cuerpo del difunto. Este ingrediente es: la harina de maíz negro.

Esta yana api (mazamorra negra) era originalmente preparada por los indígenas. Fermentada en agua con naranjilla y teñida con el zumo de la tusa y de la flor del ataco o sangorache. Condimentada con especerías (canela, clavo de olor y hoja de arrayán), tradicionalmente se vertía en la tierra sobre la tumba, para que llegue hasta el difunto. Y la ofrenda de pan de diseños de animales y humanos, más las frutas, era (es) dejada sobre la tumba o entregada al cura o al rezador de turno.

Otros autores, dan cuenta también de la existencia de una bebida de maíz negro llamada “sanco” y que era consumida en épocas de lluvia en octubre. Esta bebida -como la anterior- seguramente no era dulce como la conocemos ahora ya que la caña de azúcar viene precisamente con la conquista.

Distinta es la colada morada, en la que por lo general se utiliza para su preparación entre 4 a 8 frutas y es endulzada con panela. Las diferencias en su receta, ya depende del presupuesto y del gusto de quien la prepara.

Si bien la colada morada, como hemos visto tiene su origen en una preparación de antes de los tiempos de la colonia, el pan sí que es un producto que vino con los conquistadores y que para acompañar a la “colada morada” se lo elabora en forma de guagua [1] o de animales.

Estas figuras de pan, antiguamente no tenían mayor adorno y color, más que el que podía ofrecer el carbón de leña que se generaba en el horno donde eran preparados, y que mezclado con una porción de la masa del pan, servía para delinear detalles como ojos y bocas de estas figuras. Actualmente se las decora con muchos colores, e incluso son rellenas de mermeladas, chocolate o queso.

La colada morada por si sola, viene a ser una preparación de una singular y exótica excelencia, que sin lugar a dudas, deja memoria en el paladar de quien la prueba. Se convierte así, en un verdadero patrimonio vivo a través del cual poder identificarnos.

Receta tomada del libro "De la chacra al fogón" 
disponible en el sitio:  http://shorturl.at/cjBN0


(En este video se podrá  conocer otros aspectos de esta celebración en el Ecuador)



[1] Palabra kichwa para denominar a niñas y niños.

Referencias:

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